LA ISLA DE LAS MUÑECAS
La Isla de las muñecas, ubicada en los canales de Xochimilco, al sur del centro de la Ciudad de México, muy cerca del estadio de fútbol Estadio Azteca, es una chinampa de la Laguna de Teshuilo y una de las principales atracciones de los canales.
Las muñecas rotas y deterioradas de varios estilos y colores se encuentran por toda la isla, colocadas, originalmente, por el antiguo dueño de la isla, Julián Santana Barrera. Julián creía que las muñecas ayudaban a ahuyentar el espíritu de una chica ahogada años atrás. Santana falleció de un infarto en el mismo lugar en el año 2001.
La Isla de las Muñecas, originalmente propiedad de Don Julián Santana, está repleta de muñecas colgando de árboles y construcciones, cubiertas de telarañas e insectos. El lugar fue nombrado durante la década de 1950, cuando el propietario comenzó a colgarlas como protección contra malos espíritus. Santana era vecino del Barrio de la Asunción, donde acostumbraba acudir a beber pulque después de haber vendido sus hortalizas, hasta que, debido a supersticiones, comenzó a predicar la Biblia, siendo expulsado del sector.
La leyenda asegura que una joven falleció ahogada enredada entre los lirios del canal y su cuerpo fue encontrado a las orillas de las chinampas de Santana. Don Julián comenzó a experimentar situaciones inexplicables por lo que, aterrorizado, colocó muñecas que encontraba en la basura o en los canales de Cuemanco con la idea de que éstas ahuyentarían el alma de la joven.
Tiempo después, con la costumbre formalizada que tenía Don Julián por recolectar muñecas y colgarlas en los árboles, visitantes que pasaban por la chinampa, comenzaron a intrigarse por la situación, sin embargo, el lugar seguía sin ser turístico. Al ver la curiosidad de la gente, Don Julián fue permitiendo, sobre todo a los jóvenes, acercase. Como agradecimiento los visitantes le obsequiaban muñecas y la colección aumentó cada vez más. La isla ha significado un amuleto para más de una persona, ya que las muñecas además de ser utilizadas como repelente a los malos espíritus son, también, consideradas una mejora a los cultivos.
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